LA LEYENDA DEL HILO ROJO


Ayer un amigo y su pareja tuvieron el detalle de traerme de un templo budista el tradicional hilo rojo que utilizan para RESTAURAR EL ORDEN NATURAL DE LAS COSAS.


Según varias doctrinas filosóficas- religiosas orientales, llevar un hilo rojo en la mano izquierda nos protege de la energía negativa que pueda estar afectándonos y nos ayuda a conectar con la parte positiva de la vida. 
De ahí que los budistas lo empleen en rituales de sanación para, como dije antes, restaurar el orden natural de las cosas. 

Hablando sobre ello en una céntrica cafetería de mi ciudad,  vino a mi mente una exposición preciosa de la artista visual Beili Liu, de Read Thread,   de 2012. 



La artista recuperaba con este trabajo expositivo una antigua leyenda china (para otros japonesa) que sostiene que cuando nacemos lo hacemos con hilos rojos invisibles que nos conectan con quien estamos destinados a convivir y a vivir un gran amor. No importa la distancia o las circunstancias. Al final nos encontraremos con esa persona. 



Indagando un poco más en el asunto, encontré otra leyenda muy parecida que se recita a niños y niñas en casi todos los hogares japoneses.


<Hace mucho mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia.
Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo.
Esta búsqueda los llevó hasta un mercado en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente>

De tanto en vez no está mal recuperar historias del acervo popular, sean ciertas o no, las vivamos o no,  e impulsar imaginación y creatividad. 



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